Sé que era de esperar, que en cualquier momento podía suceder.
Que la edad, que el perrito era viejo y con su artrosis, que los pastores alemanes, que sus caderas, el frío y lo que querais. Se me fue mi perro Xito, suave y juguetón, parecía broma, pero nada más triste que la realidad en este momento.
Nunca sabes cuando llegará, pero cuando llega es como esa angustia que entra por tu garganta, no te deja tragar, el estómago es una bola de clavos pinchando y raspando por dentro.
Es el dolor del adiós, el de no te voy a tocar más, no te voy a rascar más, ni encontraré tus pelos, ni oleré tu aroma perruno, ni escucharé tus patas cansadas caminando hacia mí. No encontraré tu peludo cuerpo en cualquier rincón de casa. No estará tu morro cada vez que estire mi mano. Ni cada vez que abra una bolsa de plástico. Nada oiré cuando suene el timbre, ni cuando haya otros perros cerca.
Nada sentiré cuando avance la noche, cuando los fantasmas vengan y tú no les ladres.
14 años de compañero, losé, no es cualquier cosa.
Ratos de jugar y correr, de ladrar y perseguir.
Paseos de playa y campo, nervios y alegrías. Y cada mañana al despertar, como si cada día fuera mi cumpleaños, una verdadera fiesta. De cachorrito infatigable a maduro seductor y abuelo tranquilo.
Y esa infatigable manera de vivir cada momento como si no hubiera nada más importante.
Esa concentración persistente en un olor, un juguete, un sonido. Siempre bromeamos contigo, no pudiste ser perro guía, ¡que va! ¡con lo bien que se está en casita! tú podrías haber sido lo que tu quisieras, ¡pero nada como en casa!
Tu máxima felicidad, vigilarnos a todos, todos juntos, nada de dispersarse, la familia unida, los amigos juntos, los perros también, ¡y¡nada de discusiones! ese eras tú. Poderoso Xito, divertido y amoroso a la vez.
Con un corazón del tamaño del universo, por eso no resististe de tanto amor.
Soñamos con regalarte alguna vez un rebaño de cabras para que tu instinto de pastor las sacara a pasear; también imaginamos si hubieras sido perro policía, o de rescate, pero por tus ladridos, Paloma, que siempre da en el clavo, acabó llamándote perro Poligonero.
¿y que podemos decir de tus conciertos en el cercadillo? aún cuando ni un perro pasaba, tú alerta, espectante a ver si había que ladrar a algo.
Los mejores agujeros en la arena, ¡esos eran los tuyos!Las mejores carreras, ¡y los mejores tesoros encontrabas! Y en estos últimos meses, con mi tristeza, bien sabías tú que no podías dejarme sola con mi pena.
Haciéndote el fuerte, el amable para que yo fuera feliz.
Y los paseos al sol, para fijar calcio, medicinas y veterinario, sufrimiento, dolor, y una grandeza ante los cambios, una aceptación de tu imposibilidad, una valentía, que lo pienso y no dejo de llorar. Otro ejemplo más para mí, en estos últimos seis meses, la vida me ha regalado el ejemplo de vosotros mis dos perros, cada uno a su manera, me habeis enseñado más que la gente.
El amor incondicional, el respeto, la dignidad, la grandeza, la aceptación de un final anunciado que aún no acierto a entender. En el dolor de mi corazón, en un rasquicio de odiosa razón razonable, he soltado tu collar, he abierto mi mano para que puedas volar al otro lado del arco iris, donde te esperan tus hermanos, Nevi, Bimba, Heidi, Tais, Lila, Fica, Yeco, Guille, Poker Ouiphi+, y tantos otros…. y donde esperamos ir algún día para de nuevo volver a estar y disfrutar contigo.
Buen viaje, ¡Xito!