Mi piedra roseta
Ayer noche, invitada por mi amiga Mónica, fui a ver una obra de teatro.
Fue en la cuarta pared, un sitio muy bonito donde suelen poner casi siempre cierto teatro algo diferente.
El título de la obra que vimos era mi piedra Roseta, cuyo autor es José Ramón Fernández.
La compañía era Palmira teatro.
Dirección: David Ojeda
Traductora de lengua de signos: Elena Jiménez
Intérpretes: Jesús Barranco, Patricia Ruz, Tomi Ojeda, Christian Gordo, Iris Jugo
Duración: 110min
Además, fuimos con tan buena suerte que era teatro accesible. ¿que en que consiste esto?
bueno, se supone que mediante una serie de herramientas de accesibilidad, se facilita a las personas con diversidad funcional el acceso y la comprensión del teatro de acuerdo a sus necesidades.
También´n nos hablaron de una sesión táctil, que ahí me quedé yo con la duda si es que nos iban a dejar tocar a los actores a nuestras anchas, lo cual me sugería hacerme adicta este tipo de espectáculos definitivamente.
Yo suelo ir bastante al teatro, y salvo alguna indicación puntual, si que es cierto que es un arte que a penas necesita accesibilidad por lo general.
No sé, la cercanía de los actores, los diálogos,, hacen bastante sencillo el disfrutarlo aún yendo sola, pero si que es cierto que se agradece eladaptarlo.
Las ayudantes de dirección andaban de un lado a otro ayudando a las personas con discapacidad, para que todos tuviéramos cuanto necesitáramos, o sea que en ese sentido fueron impecables.
Incluso habían preparado una aplicación para iphone desde la cual conectando nuestro móvil a ella podíamos escuchar las audiodescripciones solo con nuestro teléfono.
¡viva la tecnología!
Pero bueno, yo lo que vengo aquí es a hablar de teatro ¿no?
Y pese a que el tema de la obra era de lo más interesante,
el típico músico atormentado con tendencias suicidas dolorido por un accidente de tráfico, que se niega a seguir tocando, su hermano sordo que quiere ayudar y le pide a una amiga en silla de ruedas que le eche una mano.
Lo que más me gustó fue la presentación de dos personas con dos lesiones recientes, el músico, Bruno,, y la bailarina, Nura, y como ambos viven de forma tan diferente su sufrimiento.
Es lo que encuentro día a día en mi trabajo como fisioterapeuta, un paciente con una fractura de falange distal de la mano derecha haciendo un drama de su situación, y otro con un osteosarcoma, quimioterapia, dolores, y con una alegría y un ánimo desbordantes.
Luego estaba Ariel,, el chico sordo, tratando de comprenderla música mediante el baile, solo para hacer sentir mejor a su hermano.
el tema sugiere, y si bien hubo momentos, frases de anotarlas y casi de recitarlas cada día como adagios de esos de autoayuda, la verdad es que podría haber sido más ágil, más dinámica la obra.
No sé si con el afán de hacer mejor la accesibilidad o que el ritmo de la trama era sí, pero es que ¡se hacía lentísima!
En fin, el tema podía haber dado mucho más de sí.
Bien, es mi primera crítica de teatro, por lo menos en un blog.
¡en la próxima obra lo haré mejor!