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abril 28, 2013

Leer acariciando

                  En estos días de celebraciones y homenajes al libro y su lectura, se me ha ocurrido pensaren cómo yo, persona ciega de nacimiento, con todo lo que ello supone, aprendí a amar los libros, la lectura,, y cuanto de lucha he tenido y tengo para acceder a ella.
  Desde los cinco años, que aprendí a leer en braille hasta el día de hoy, he pasado por todo tipo de circunstancias para el acceso a la lectura, ya sea para mis estudios, ya para mi entretenimiento y enriquecimiento personal.
 El braille es caro, pesado y algo más lento de producir. Por eso los libros hablados, los audio libros, y las diferentes herramientas tanto en el ordenador como en los diversos dispositivos de lectura  están más a la orden del día para las personas ciegas  a la hora de leer. Es más rápido abrir un doc, bajarse un libro desde la ibook store  o desde la biblioteca digital de la ONCE; más ágil y, prácticamente, podemos leer cualquier publicación en tiempo real como una persona que ve. Pero esto no ha sido siempre así:
aún recuerdo con nervios cómo antes de un examen algún amigo de buen corazón me leyó los últimos apuntes en media hora por no haberlos tenido transcritos,
o cómo tenía que andar en el instituto acordando con los profesores qué libro podía leer yo que estuviera pasado a braille en vez del que usaban mis compañeros.
  Pero cierro los ojos e imagino textos escritos, y mi memoria fotográfica táctil empieza a funcionar: En las yemas de mis dedos  cosquillean puntos que forman letras, palabras, versos,, poemas, grandes relatos, frases inmensas….
llega a mi nariz ese olor que no es papel sino casi cartón, ese aroma a libro braille, a vieja biblioteca…
esa sensación de volver a ser niña y soñar leyendo.
llorar con el Patito Feo, vibrar con las aventuras de Tom Sawyer, ¡o enfadarme con las mates cuando el límite tiende a cero!
Vosotros que veis el mundo a través de los ojos,   Vosotros que leéis esos libros en tinta, que sólo tenéis que ir a una librería o una biblioteca y tomarlos sin mas, ¡qué afortunados sois!
pero  hay algo que no habéis sentido nunca; algo que, pese a que os tomarais la molestia de aprender braille, jamás podréis vivenciar:
se trata de leer acariciando,, o acariciar leyendo.
¡en eso os llevo ventaja!
¿habrá algo mas hermoso?     Foto de un alfabeto braille