Exposición de Carlos Villoslada en la Galería Échale Guindas.
Carlos Villoslada nos sumerge en su vida, donde pasado y presente se funden en un despliegue de sinceridad y belleza. Y presenta una iconografía a través de cabras y raíces que nos transporta al origen, a la tierra donde se nace y se muere, a un campo de aulagas y tomillos, al olor a leche y a corral.
La simbiosis que quiere mostrar entre pastor y artista con esta exposición, no es otra que la de su propia imagen.
Un rebaño creado a medida que comienza en la cuarentena a partir de dibujos en tinta, y con los que a través de su intimidad y su añoranza nos expresa el enraizado mundo de sus emociones.
En este rebaño hecho obra, todo es recuperado, rescatado del olvido, observado y escuchado. A la manera como se observa y se escucha a cada miembro del rebaño, para cuidarlo, para convertirlo en obra de arte.
Un arte y unas obras que nos hablan de recordar para no perder, para salvarse.
No, no me he vuelto loca, esto es el texto que viene en la presentación de esta Exposición, que hoy he tenido la suerte de ir a visitar.
El pintor estaba ahí, en cuerpo presente, una persona encantadora, que se tomó la molestia de ir explicándome cada una de sus obras, ¿Quién dice que una imagen vale más que mil palabras si me lo relata el artista con el corazón en la mano? LO de la imagen y las mil palabras deja de tener sentido en este caso.
Con mucha dulzura y amabilidad, El pintor me ha ido contando sobre tejidos, raíces, flores, cabritos y cabras, platos, bandejas, diferentes objetos que fue poniendo en mis manos para que percibiera sus texturas, su peso, sus diferentes rugosidades.
Además, la tarjeta invitación a la exposición es multi sensorial, un tarjetón con una guita, traída de los campos de La Rioja, y un ramito de tomillo, este de los campos de Soria.
Gracias Carlos, un gusto haberte conocido, gracias por tomarte un ratito para mí, y todo el éxito que te mereces.
¡Seguro que vas a triunfar!
Y a los que os dais un paseo por Madrid, hasta el día 19 de junio en la galería arriba mencionada, podéis daros una vuelta y ver la obra de este artista.
Y aquí os dejo este precioso poema, también escrito por Carlos, que os puede dar una idea de su creatividad.
El rebaño alborea en la intimidad
Acompasando las horas, en la calma de la rumia,
del último bocado, de la última noche.
El pastor guía lentamente el abrazo de palo y balidos.
Bajo las ubres florece el origen, la aulaga y un nuevo parto surge en el camino.
Todo es viejo.
Todo estaba en el olvido.
Hoy el rebaño levantó el olor a polvo y tomillo.
