Sí, justo el día 1 de marzo de hace 21 años, se abrieron las puertas de nuestra clínica, y digo nuestra, porque es un poco de todos los que han ayudado de una manera u otra.
Recuerdo mi primera paciente, Sofía, y que cuando terminamos la sesión, a las nueve y cuarto, en la sala pequeña de tratamiento se preparó un pedazo de inundación, que tuve que secar, junto con la paciente toda el agua que se escapó por no sé qué tubería.
Como siempre cuento en este día, no teníamos cortinas aún, y un olor a polvo de la obra que se había hecho, flotaba en el aire pese a las diferentes batidas que entre amigos y compañeros ayudaron a la puesta a punto.
Nosotros queríamos celebrar el año pasado a lo grande, parece que el 20 aniversario es algo simbólico, como el 15 o el 25, no sé acertar la razón por la cual los humanos elegimos números especiales para celebrar, pero era el caso que todo estaba preparado para una gran fiesta, amigos, compañeros fisios, diversión, recuerdos y alegría.
Pero el año pasado se inició lo inimaginable, la pandemia covid19 nos cambió hasta el calendario, y ahí quedó en el olvido el gran evento.
De optimistas que fuimos, pensamos que sí, que este año lo celebraríamos mejor, que nos desquitaríamos de la imposibilidad del año pasado.
Sin embargo, ¡aquí estamos! contenidos, controlando no celebrar más de lo permitido por las indicaciones sanitarias.
No voy a hacer en este post, una memoria de lo acontecido como suelo hacer cada año en las redes sociales.
Creo que, desde marzo del 2020 a día de hoy, aprendimos mucho más que tal vez en los pasados 20 años.
Aprendimos de virus, patologías, de síntomas y riesgos.
Aprendimos a convivir solos, lejanos.
Aprendimos a cuidarnos más a nosotros mismos y entre nosotros.
Aprendimos a manejar la distancia social hasta en la clínica, con nosotros y nuestros pacientes.
Vimos partir a amigos, familias y pacientes con el corazón encogido de tristeza, dolor y desconcierto.
Aprendimos de números, de economía, calculamos nuevos gastos, riesgos empresariales, y ese tipo de cosas feísimas.
Tuvimos que cambiar muchas cosas como fisioterapeutas, el cansancio trabajando con mascarilla, el lavado constante de todos los productos de la clínica, la limpieza constante, el uso de nuevos materiales….
Nuestros perros guía fueron confinados en la recepción de la clínica por tener un mejor manejo de la distancia social en las zonas de tratamiento….
Mostramos a nuestros pacientes lo mejor de nosotros, cada día, ofreciendo las mejores técnicas de tratamiento, dando la confianza necesaria a pesar de la pandemia.
También aprendimos de comprensión entre nosotros los fisios.
Y corregidme si me equivoco, pero un nuevo vínculo, diferente, se ha creado entre todo el equipo de Fisioterapia SM.
Hemos comprobado que cuando alguien del equipo cae, también caemos un poco todos, pero que hombro con hombro, somos capaces de levantarnos y seguir.
Que la enfermedad nos asusta, pero no nos paraliza, y mientras tengamos fuerza, mientras nuestras manos puedan mejorar la salud y la vida de cada uno de los pacientes que confían en nosotros, ¡ahí estaremos!
Da igual si es el covid19, si Filomena, si «duelos y quebrantos».
¡Somos los mejores fisioterapeutas!
Este año no, pero al siguiente ¡ya veréis como lo celebramos!
¡Felicidades Fisioterapia SM!