Hoy el día ha dado bastante de sí.
Hemos comenzado pronto, porque al final de la mañana realmente aprieta el calor en Madrid, los 30 grados al sol caminando con mascarilla y perra joven, se me hace algo duro.
La ruta realmente ha sido complicada, en Luchana las obras del metro, por fuencarral, los de las pequeñas tiendas tratando de abrir de nuevo, cajas en la calle, contenedores, gente, y algún que otro perro.
De encontrarme con perros, ya os contaré otro día, porque la cosa da mucho de sí.
En las calles peatonales todo va bien, y caminamos en el centro, pero cuando llega un veículo de permiso, hí hay que manejar las órdenes correctamente.
Goleta se lo sabe genial, pero a mí, acostumbrada a mi difunta perra, que casi me adivinaba el pensamiento, yo he tenido que reciclarme.
Cuando hemos llegado a la puerta del sol, ha sido impresionante, los bolardos gigantes a ambos lados de nosotras, y menos mal que había poca gente.
Hoy el instructor se ha movido m´s de nuestro lado, la perra lo busca, claro, de momento es más referencia que yo.
Ahora ni podemos tomar un refresco, bares cerrados, ni podemos sentarnos en un banco a descansar, pero no importa, sólo la alegría de volver a las calles vale la pena.
Y de vuelta otra vez a casa, le he pedido a Pedro si le puedo hacer una entrevista sobre Goleta, y ¡aquí os lo dejo!
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Realmente es interesante.
¡Se puede aprender mucho de perros!