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mayo 18, 2020

¡Ladrando en la nube con Goleta!

Ladrando en la nube con “Goleta”.
Nada como la pérdida de un par de amigos, unas cuantas decepciones, la despedida de mis dos perros, viajes cancelados, planes estropeados, celebración fallida del  20 aniversario de mi clínica, y una pandemia mundial, y no sigo….  ¿se puede pedir más?
 Nada como  eso para considerar terrible los últimos 10 meses de mi vida.
Pero así como el túnel está al final de la luz, también viceversa.
¡Y mi luz al final de mi túnel ya está en casita!
Tiene cuatro patas, es una labradora negra con un 25 por ciento de flat, que a saber cómo se calcula esto desde el punto de vista genético.
Se llama Goleta, nombre marinero donde los haya.
Con ella podré ciertamente navegar por esta ciudad loca de Madrid, y por donde queramos, estoy segura.
El viernes llegó, y durante estos tres días lo único que tenemos que hacer es conocernos, jugar, pasear sin mucha exigencia, aprender a acariciarnos, afianzar el vínculo.
Se me partió el corazón cuando Pedro, mi instructor se fue, y ella, al verlo marchar, dio un triste gemido.
Me puedo poner en su pellejo, también me ha pasado:
Sitio nuevo, gente nueva, olores nuevos y sin saber si una va a ser aceptada.
¡Pero sí! Ella ha sido el mejor regalo después de todo este lío.
Aquí está, en su camita rodeada de juguetes, una serpiente y un pato enorme que a cada media hora lo trinca y me lo trae para que no me olvide de que ella está ahí.
Come bien, hace sus cositas correctamente frente a casa, y mueve el rabo y contonea su cuerpo como si fuera la perra más feliz del mundo.
  Y yo, podéis imaginar, siento que hay vidilla de nuevo en esta casa.
Pelos, olor perruno, cepillos, saco de pienso, bolsitas de cacas, correas y arnés nuevo.
En mi corazón siempre un recuerdo para mis otros tres perros que ya no están, no, no me acostumbro, y no quiero acostumbrarme y no echarlos de menos, es un dolor de amor.
Pero Goleta la marinera, la labradora, la juguetona lame mis heridas y me hace reír y decir tonterías, me hace correr, y respirar a su lado.
Nos queda todo el camino por recorrer, mañana comenzaré el trabajo de entrenamiento con el instructor, y espero que con paciencia y trabajo, ambas aprendamos a ir juntas en cuantos recorridos nos toque caminar.